¿Cuánto me cuesta preparar esta receta? 11 euros aprox
Mezclar la harina tamizada, el bicarbonato y la sal
Derretir ligeramente la mantequilla en el microondas y batirla con el azúcar hasta obtener una crema.
Cuando esté lisa la crema, vamos añadiendo uno a uno los huevos, batiendo la mezcla después de cada uno.
Agregamos el extracto de vainilla y volvemos a mezclar.
Incorporamos la mezcla de la harina que habíamos reservado. Batimos para que se integre bien la masa.
Añadimos la nata y volvemos a batirlo todo.
Precalentamos el horno a 180º y engrasamos el molde con un poco de aceite de girasol.
Lavamos los arándanos y los secamos bien. Los añadimos a la masa y mezclamos delicadamente.
Volcamos la masa en el molde engrasado y horneamos entre 30 y 40 minutos. Para saber si está hecha o no la masa del bizcocho, vamos introduciendo un cuchillo afilado hasta que salga limpio.
¿Hay algo más perfecto que un bizcochito? La respuesta en sí: un bizcocho en almíbar con helado (¡toma ya!). El almíbar le da ese toque jugoso que, a veces, le falta a algunos bizcochos (de ahí que acostumbremos a mojarlos en leche, cafés o colacaos varios); y el helado nos da el frescor que tanto echamos en falta en estos días en los que aprieta el calor. ¿No vamo o no quedamo?
INGREDIENTES (para 6 bizcochitos)
6 huevos
150 gr de harina
500 gr de azúcar
500 gr de agua
1 rama de canela
70 gr de mango seco
1 limón
Helado de café
Mantequilla
Mango fresco y chocolate negro (en tableta o en sirope) – opcional
¿Cuánto me cuesta preparar esta receta? 10 euros aprox.
Separamos las claras y las yemas de los huevos. Batimos las claras con 150 gr de azúcar, hasta que se monten.
Una vez montadas, añadimos las yemas y la harina, con cuidado para que no se bajen las claras.
Untamos un molde con mantequilla y horneamos la mezcla a 180º durante 20 min (o hasta que salga el cuchillo limpio). Una vez horneamos dejamos que se enfríe y vamos preparando el almíbar.
En un cazo, calentamos el agua, 350 gr de azúcar, la rama de canela, el mango seco y la cáscara del limón. Dejamos que hierva y apagamos el fuego. Reservamos. Antes de que se enfríe, retiramos la cáscara de limón y la rama de canela y lo trituramos con la turmix.
Mientras, cortamos los bizcochos con un corta pastas para que queden redonditos o con la forma que nosotros queramos darle.
Introducimos los bizcochos en el almíbar y los dejamos a remojo un día hasta que queden bien empapados. Los sacamos, los dejamos escurrir unos minutos y los servimos con una bola de helado de café. Podéis decorar el bizcocho con unos trocitos de mango natural y un poco de chocolate negro (en trocitos o en sirope)
Nido de pasta Kataifi con cordero | Foto: Celia Cueto
La pasta Kataifi es una especie de masa filo con forma de cabello de ángel originaria de Grecia. Normalmente se utiliza para preparar dulces y postres pero al no ser un ingrediente ni dulce ni salado, es mucho más versátil de lo que parece. En este caso, lo hemos utilizado para preparar un plato salado en el que el nido de Kataifi le da el toque crujiente al plato.
Cortar la carne de cordero en dados y picar la cebolla.
En una olla grande ponemos el cordero con sal y pimienta, una cucharada de canela, la cebolla picada, la mantequilla y el agua. Dejamos cocer hasta que el agua hierva, la carne esté tierna y se reduzca el liquido.
Añadimos la miel y dejamos que espese hasta que coja la consistencia de una salsa.
Formamos un nido con la pasta Kataifi con la ayuda de una fuente redonda que lo sostenga. Pintamos el nido con mantequilla derretida (liquida) y lo metemos en el horno a la temperatura que indique el paquete y el tiempo que indique el paquete. He preferido hacerla al horno pero también existe la opción de freír el nido en aceite.
Antes de servir, rellenamos el nido con el cordero y espolvoreamos con las almendras picadas.
Berenjena y calabacín protagonistas de una de las tartas saladas más ricas y a la vez más fáciles de hacer. Solo hace falta tener dos dedos de frente y un horno en casa para poder prepararla. Bueno, y un poco de amor por las verduras claro. Insaciables carnívoros, abstenerse (¡o no! otra opción es dejarse de prejuicios verduleros y probar de todo): esta receta es vegana.
INGREDIENTES
2 calabacines
2 berenjenas
300 gr de tomate triturado de lata
1 lámina de hojaldre
Cortamos las berenjenas y el calabacín en rodajas de ½ cm. Las pasamos vuelta y vuelta por la plancha o la sartén y las dejamos escurrir en una fuente con papel de cocina. Salpimentamos.
Precalentamos el horno a 180º y engrasamos un molde redondo con aceite o mantequilla para que no se nos quede pegada la masa.
Vamos colocando las rodajas de calabacín y berenjena por capas dejando un espacio entre el borde del molde y nuestras capas de verduras (igual que si preparásemos una tarta tatin).
Cuando hayamos colocado todas las rodajas de verdura, cubrimos con una capa de tomate triturado de lata.
Lo cubrimos todo con la lámina de hojaldre encanjándola en el espacio que habíamos reservado, para que la tarta quede como hecha del revés. Hacemos unos cuantos pinchazos con el tenedor para que airee.
Horneamos durante 40 minutos. Una vez horneamos dejamos enfriar 5 minutos y le damos la vuelta para desmoldar la tarta.
Llega el otoño y con él el frío, la lluvia y los colores tan típicos de esta estación del año: el amarillo, el marrón, el rojo. Atrás quedaron la playa, los pantalones cortos y el verde de las hojas. Por eso, hoy vamos con una receta de lo más otoñal. La quiche, es una tarta salada muy típica en la cocina francesa que suele combinar verduras con algún tipo de cárnico sobre una base de masa quebrada. La más conocida es la Quiche Lorraine que lleva nata, queso y panceta como ingredientes principales. Pero lo bueno que tiene este plato es que puede prepararse de tantas maneras distintas como ingredientes haya en nuestra nevera (verduras, carnes, pescados, marisco, lácteos…). Todo vale, siempre que se sepa combinarlo, claro.
INGREDIENTES
1 kg de espinacas
125 gr de cebolla roja
200 gr de jamón york
150 gr de queso para rallar. Yo lo hice con un queso suizo (Appenzeller) que quizás puede resultar un poco fuerte si no eres un gran amante de los quesos. Sirve cualquier queso que se derrita fácilmente y se pueda usar para gratinar (el queso Gruyère, por ejemplo, le va muy bien y es más “normalito”. En la receta vegetariana que tenéis abajo es el que prefiero usar)
2-3 cucharaditas de mantequilla
4 huevos
4 cucharadas de leche
Sal
Pimienta negra
Nuez moscada
¿Cuánto me cuesta preparar esta receta? 11 euros aprox
Limpiar y escurrir las espinacas. En una cazuela con tapa las cocemos a fuego medio. Una vez cocidas, las escurrimos de nuevo y las picamos.
Pelamos y picamos la cebolla y cortamos el jamón york en taquitos. En una sartén, derretimos una cucharilla y media de mantequilla y rehogamos en ella la cebolla. Añadimos las espinacas y el jamón y dejamos hacer 3 minutos más sin dejar de remover.
Precalentamos el horno a 225º. Retiramos las espinacas del fuego y dejamos enfriar un poco. Batimos los huevos con la leche y salpimentamos. Añadimos una pizca de nuez moscada y por último las espinacas.
Engrasamos un molde o plato para horno con un poco de mantequilla y volcamos en él las espinacas. Rallamos el queso y lo repartimos por encima de la quiche antes de meterla en el horno.
Horneamos durante 20 minutos y dejamos enfriar un poco a temperatura ambiente antes de servir.
Para acompañar yo elegí un puré de patata con champiñones, pero claro está, que aquí de nuevo los posibles acompañamientos son infinitos como lo son los gustos y los colores.
Y ahora vamos con una versión100% VEGETARIANA
Quiche de espinacas
INGREDIENTES
Una lámina de pasta quebrada
500gr de espinacas
1 cebolla
1 diente de ajo
2 huevos
100 gr de queso feta
150gr de queso gruyère
100 ml de nata
100ml de leche
1 limón
1 cucharada de tomillo
Aceite de oliva
Sal
Pimienta negra
Lavar y secar las espinacas. Pelar, lavar y picar la cebolla y el ajo. Desmigar el queso feta y rallar el gruyère.
En una sartén grande, rehogamos a fuego medio el ajo y la cebolla durante 5 minutos. Añadimos las espinacas y dejamos rehogar 2 minutos más. Salpimentamos y dejamos enfriar.
En un bol grande o una ensaladera mezclamos los huevos, la leche, un poco de ralladura de limón y la nata. Batimos bien para que todo quede homogéneo. Añadimos el queso feta y la mitad del gruyère. Mezclamos bien otra vez. Añadimos las espinacas y volvemos a mezclar. Salpimentamos.
Pre-calentar el horno a 180º. Colocamos la masa quebrada en un molde redondo engrasado con aceite o mantequilla para que no se pegue. Vertimos la mezcla de las espinacas con el resto de ingredientes dentro del molde y por encima repartimos lo que nos quedaba de queso gruyère.
Horneamos unos 35 minutos. Antes de servir, dejamos reposar la quiche al menos 10 minutos.
Este plato no está bueno, está ¡que-te-mue-res! Eso sí, no es apto para operaciones bikinis típicas de esta época. Se puede comer caliente, frío, templado y, como en la mayoría de las recetas que aquí se proponen, los ingredientes pueden variar al gusto del chef. Normalmente, cuando hago empanadas, tartas, quiches y demás, me gusta hacer la masa…pero reconozco que en este caso me dio pereza y la masa de hojaldre es comprada tal cual, así que la dificultad se reduce. La clave es que es una tarta tatin salada. Eso significa que está hecha “al revés”: la base se pone encima y todos los ingredientes de la tarta van debajo. Y si una tarta tan grande se os va a ir de las manos podéis empezar con la versión “mini”.
Parece mucho más complicado de lo que es en realidad…y si no me crees, solo tienes que animarte a comprobarlo.
INGREDIENTES
1 placa de masa de hojaldre pre-cocinada
400 gr de patatas
300 gr de tomates
150 gr de rulo de cabra
50 gr de jamón serrano picado
1 cebolla
50 gr de miel
1 cucharada de mantequilla
1 cucharilla de orégano
Sal
Pimienta negra
Pre-calentamos el horno a 120 grados. Cortamos los tomates en cuatro trozos y les quitamos el tronco y las pepitas. Los colocamos en una bandeja de horno con un chorrito de aceite, sal y pimienta. Los dejamos hornear unos 50 minutos para que se sequen un poco.
Mientras los tomates están en el horno lavamos las patatas y las cocemos en agua hirviendo con sal durante 25 minutos aprox (tienen que estar hechas por dentro: si hace falta dejarlas más tiempo, se dejan). Comprobamos la cocción con la punta de un cuchillo, y cuando estén las escurrimos y las dejamos enfriar
Mientras se enfrían las patatas, picamos la cebolla y la salteamos con un chorrito de aceite unos 15 minutos a fuego medio para que se dore.
Cuando estén hechos los tomates, los sacamos y subimos la temperatura del horno a 180 grados.
Preparaos un molde redondo que se pueda meter al horno y cortamos la masa de manera que sobresalga un par de centímetros. Untamos el molde con aceite y lo cubrimos con papel de horno.
A parte, a fuego medio, derretimos la mantequilla con la miel y mezclamos hasta que nos salga una especie de caramelo (no muy oscuro, porque eso significa que se nos ha quemado). Repartimos ese “caramelo” por la base del molde cubierta con el papel de horno y rociamos con orégano.
Volvemos a las patatas. Las pelamos y las cortamos en discos mas o menos gordos (2 centímetros o así). Repartimos los trozos en el molde dejando un poco de espacio por los bordes. Encima de la patata repartimos la cebolla rehogada y doradita, el jamón, los tomates y rematamos con rodajas de queso de cabra.
Lo tapamos todo con la masa y hundimos los bordes que sobraban en el espacio que hemos ido dejando alrededor de los demás ingredientes, para que tenga forma de tarta pero al revés.
Antes de meterla al horno, le damos varios pinchazos con un tenedor y dejamos hornear unos 30 minutos hasta que la masa esté doradita.
Cuando la saquemos del horno, dejamos enfriar un par de minutos y desmoldamos en un plato grande.